lunes, 19 de agosto de 2013

Caso 167. Los crímenes de la Casa del Juju

Bien es sabido, que desde que inicié mi carrera profesional como parapsicólogo profesional me he encontrado con decenas de sucesos misteriosos y aparentemente inexplicables, como sonidos fantasmales, apariciones borrosas o sueños terroríficos. Sin embargo, todos y cada uno de llos han terminado siendo explicados, ya fueran causados por una confusión, un engaño o una enfermedad poco conocida.

Desde que encontramos el cadaver de mi estimado amigo Jackson Elías se han ido sucediendo sucesos que una mente sin cultivar podrían calificar de extraños o desafortunados, pero no fue hasta la noche pasada que mi grupo de colegas tuvo lo que podría considerarse su primer contacto con lo paranormal.

Como terrible consecuencia, las vidas de mi buen amigo Walter y el desafortunado Ian fueron segadas en un horrible ataque por parte de lo que, el agente federal Samuel Fisher (único superviviente del asalto) ha considerado llamar un ataque de zombies.

Aunque el término "zombie" tiene origen en Europa y tengo la teoría de que comparte origen con el mito del vampiro, esta palabra ha sido popularizada por la tradición vudú y los mitos haitianos.
Según estos mitos, el zombie físico (opuesto al zombie espiritual) es un muerto viviente, un cadáver que ha perdido su alma y ha quedado a merced de las órdenes de un houngan o hechicero vudú.

Aunque admito que la tradición hatiana no está entre mis especialidades, sí que recuerdo haber tenido una conversación con el Dr. Akeley, el prestigioso antropólogo de Stanford, sobre el tema. El Dr. Akeley pudo comprobar que en Haiti el mito del zombie está fuertemente arraigado en la sociedad, y muchos lo consideran un destino fatal al que temer. Tras unas semanas de profunda investigación llegó a hablar con un hechicero borracho que le habló del zumo de pepino, la sustancia alucinógena que suministran los brujos a sus víctimas antes de enterrarlas vivas bajo tierra. Para cuando son desenterrados algunas horas después, la situación extrema que han vivido y el condicionamente mental es tal, que acaban por creer que están muertos.

No se puede descartar la posibilidad de que el líder de la secta fuera un houngan experimentado y pudiera haber convertido a algunos inmigrantes haitianos en zombies, aunque resultaría plausible pensar que la vida más liberal de Nueva York no haya dificultado este condicionamiento mencionado. Esta secta de "La Lengua Sangrienta" debe ser terriblemente hermética para compensar este efecto.

Aunque tras el altercado no se encontró ningún cuerpo en buen estado (todos habían sido incinerados), todo parece indicar que los atacantes fueron esos zombies convertidos mediante drogas y terror religioso. El hecho de que el agente Fisher esté firmemente convencido de que fue atacado por muertos vivientes me resulta preocupante. Posiblemente, el hecho de ser el único superviviente del asalto le haya causado algún tipo de estrés emocional y necesite un acto de irracionalización, si es que esto es posible.

Cuando se encuentre más calmado, sugeriré que visite a un psiquiatra.


Dr. Milligan

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